El Patilla por la patilla

............De joven, cuando doblábamos la esquina del siglo pasado para entrar en el que vivimos, experimenté el apogeo de mi época rolera. Compraba miniaturas de rol que pintaba con mimo. Torpemente. Pero con mimo.
............Una tarde me dirigía a la ciudad para disfrutar de juegos varios con unos amigos, cuando al autobús en el que yo viajaba se subió un muchacho que me era familiar. Pasados unos minutos, lo reconocí. Era el archifamoso Patilla. Abusón de patio de colegio, ascendido a delincuente juvenil durante el instituto y al que hacía un par de años que había perdido la pista.
............Inmediamente recordé el capítulo en el que el Patilla, respaldado por dos amigotes, realizó un saqueo de mochilas y estuches a unos cuantos de mi pueblo, incluido yo. No sé si para quedarse con el dinero del almuerzo o apropiarse del libro de Tecnología, verdadero manual para el JTSCP (Jovenes Terroristas Sin Causa Política). La recolección terminó con el siguiente resultado:
............Tres bolígrafos Liquid Point de Staedler.
............Dos galletas en toa la jeta a uno que se resistió.
............Un bocata de lomo con mayonesa, que no compartió con los amigotes, por cierto.
............A mí no me quitó nada, porque la mirada que me echó tras registrar mi estuche y mi mochila fue de: "Pobre... Vaya mierda de estuche y de mochila que tiene". En esos momentos aprendí las utilidades de la austeridad y comprendí a qué se refería San Francisco, que no es que hiciera voto de pobreza por ser consecuente con JC. Es que algún matón de feudo quiso quitarle las alpargatas y por eso decidió andar descalzo. ¡Para no darle ese gusto!
............Total, que yo en el autobús pensé que esa vez sí llevaba algo de valor. Mis miniaturas de rol. Mis amadas miniaturas de rol. Pintadas tras horas de desvelo. Con sus nombres. En su cajita llamativa y de colores.
............El Patilla, que se había sentado un par de asientos detrás de mí, a mi espalda, parece ser que iba a trabajar y yo me preguntaba si se habría reinsertado en la sociedad tras una infancia y preadolescencia dedicada a abusar de los débiles.
............"No. No se habrá reinsertado", pensé yo. "Mala hierba nunca muere. Seguro que ya se ha fijado en mis miniaturas de metal blanco, policromadas a mano". Cada vez más nervioso, intentaba esconder mi caja de miniaturas de su vista. "Las quiere, las quiere. Y únicamente las quiere por el placer de lo ajeno. ¡De sustraer lo que no es suyo!". Yo echaba miradas furtivas hacía el. El sudor corría por mi frente. El tiempo que faltaba para la parada en la que me bajaría se me hacía eterno. Y ya veía la escena seis minutos después. Conmigo en el suelo. Caído a tortazos por el Patilla, ¡nada menos! Que las soltaba gordas. Que lo había visto yo. Y él, huido con mis miniaturas. ¡Que a saber qué haría con ellas!
............Entonces, sucedió. Por el rabillo de mi ojo izquierdo vi cómo el Patilla se levantaba con la mano extendida. "Ahí va la primera colleja", pensé yo, así como qué haría Charlton Heston, y recordé sus sabias y famosas diez palabras en el Congreso Anual de la Asociacion Nacional del Rifle: "¡SÓLO ME LO QUITARÁN DE MIS MANOS FRÍAS Y MUERTAS!". Y con ésas salí corriendo hasta donde estaba el conductor del autobús y le grité:

............—¡Pare!

............—¿Qué? ¿Cómo que pare?

............—¡¡¡PAREEEEEEEEE!!!
............Y paró. Y salí corriendo. Y no supe más del Patilla.
............(...)
............Y quizás sólo se levantó con la mano extendida para tocar el timbre...
............... je, je...
............... je... Eh... Adiós.