............El viernes pasado, mi yo romántico y mi yo ahorrativo llegaron al equitativo acuerdo de invitar a cenar a mi rubia favorita en el chino del barrio. Haciendo caso omiso del entorno a bajo coste que le había preparado, mi niña se vistió con sus mejores galas. Conforme salía de casa, su madre la interpeló:
............—Hija, ya que te pones tan mona, no te lleves ese bolso tan cutre.
............—Pero, mamá, ¡si me lo regalaste tú!
............—Por eso sé lo cutre que es.
............Luego dicen que mi madre es tremenda, pero, al menos, cuando ella regala ropa de mercadillo, no lo confiesa ni con una escopeta en el cogote.
............—Hija, ya que te pones tan mona, no te lleves ese bolso tan cutre.
............—Pero, mamá, ¡si me lo regalaste tú!
............—Por eso sé lo cutre que es.
............Luego dicen que mi madre es tremenda, pero, al menos, cuando ella regala ropa de mercadillo, no lo confiesa ni con una escopeta en el cogote.
1 comentario:
Pero qué infravalorada está la sinceridad... Todos deberíamos aprender de Forrest Gump: cuando su teniente le dijo que había decidido dar el primer paso, Forrest le recordó que no tenía piernas.
César
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