"Los deudos de Quinta y también los de Martos y los siervos de Doña Xrisstinah, asesinos en serie de profesión,
tienen a bien invitarles a su enlace matrimonial,
que tendrá lugar el 30 de Julio de 2010 en la capilla de San Judas Ciego.
La celebración tendrá lugar en los jardines del Palacio de los duques de Morcillacalmada.
Se ruega traer las uñas cortadas de casa.
En caso de lluvia, se repartirán chubasqueros".
............Aún recuerdo ese momento.
............Ella me enseñó la prueba de las invitaciones de boda con las mejillas arreboladas, que por algo era hipertensa, y a mí se me acentuó la ictericia de las conjuntivas y me refugié en el ron Havana de siete años.
............No debimos hacerlo, pero la codicia puede a los seres humanos, y sus posesiones eran tan vastas que resultaba vergonzoso intentar hacer un cálculo algo aproximado del alcance de su riqueza. Eso me hacía salivar.
............No es que ella fuera especialmente excéntrica, petarda o peculiar, no. Es que sencillamente no era. No era nada ni nadie, había sido desbancada por su propio pecunio. Tan simple, tan simple, que sólo se notaba su presencia por los efectos materiales que generaba su ente aparentemente inmaterial.
............Ahora, aquí, me vuelve a asaltar la pérdida de la brújula temporoespacial y a veces tengo que esforzarme por recordar cómo llegó a desaparecer de un plumazo.
............Aunque me tiré meses planeando estrategias para "morirla" amorosamente, todas eran demasiado convencionales y me habrían pillado al mínimo descuido.
............Me cuesta trabajo volver a traer a mi mente la escena en que, sencillamente, fui con una apiradora y la aspiré.
............La única excusa que di a su familia fue que, por un fatal error, la había confundido con una pelusa.
............Todos me creyeron. No la echaron mucho de menos.
............En la cárcel estuve después por intentar estafar a un notario.
............La codicia, ya lo he dicho.
............Ella me enseñó la prueba de las invitaciones de boda con las mejillas arreboladas, que por algo era hipertensa, y a mí se me acentuó la ictericia de las conjuntivas y me refugié en el ron Havana de siete años.
............No debimos hacerlo, pero la codicia puede a los seres humanos, y sus posesiones eran tan vastas que resultaba vergonzoso intentar hacer un cálculo algo aproximado del alcance de su riqueza. Eso me hacía salivar.
............No es que ella fuera especialmente excéntrica, petarda o peculiar, no. Es que sencillamente no era. No era nada ni nadie, había sido desbancada por su propio pecunio. Tan simple, tan simple, que sólo se notaba su presencia por los efectos materiales que generaba su ente aparentemente inmaterial.
............Ahora, aquí, me vuelve a asaltar la pérdida de la brújula temporoespacial y a veces tengo que esforzarme por recordar cómo llegó a desaparecer de un plumazo.
............Aunque me tiré meses planeando estrategias para "morirla" amorosamente, todas eran demasiado convencionales y me habrían pillado al mínimo descuido.
............Me cuesta trabajo volver a traer a mi mente la escena en que, sencillamente, fui con una apiradora y la aspiré.
............La única excusa que di a su familia fue que, por un fatal error, la había confundido con una pelusa.
............Todos me creyeron. No la echaron mucho de menos.
............En la cárcel estuve después por intentar estafar a un notario.
............La codicia, ya lo he dicho.
1 comentario:
Así que fuiste tú la culpable de que me hiciese la manicura en vano, ¿eh? Es una pena que la Fiscalía no me llamara como testigo de la acusación por lo del notario; seguro que serviría como agravante.
César
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