sábado, 25 de septiembre de 2010

En el jardín de los Finzi-Contini

Capítulo II: el viaje

Y por fin llegó el gran día. El 17 por la mañana. Muy por la mañana. Tan de mañana que para mi que aún estábamos en el día anterior. Nos levantamos con tiempo suficiente, pero como no podía ser de otra forma nos fuimos con el tiempo pegándonos patadas en el culo. Así que llegamos al aeropuerto cuando faltaba menos de una hora para que abrieran la puerta de embarque. Y La chica que va de acá para allá dijo:

LCQVDAPA:¡Cómo no lleguemos a tiempo y no podamos irnos a Ferrara me llevas a caballito, a nado y a coscoletas!

Pero esta chica es una exagerada. Llegamos a tiempo al mostrador de facturación. A tiempo de que nos metieran un sablazo ‘made in compañía low cost que parecen baratos pero en realidad no’:

Señorita del mostrador: ¡Uy…! vuestras maletas pesan más de lo permitido. Para ser precisos el sobrepeso es equivalente a dos colibrís apareándose.

LCQVDAPA: ¿Y eso es malo?

Señorita del mostrador: ¡No! ¡Para nada! ¡Qué va! Solo son cuarenta euros (para nosotros).

LCQVDAPA: ¡Ahh! ¡Vaya! ¡Qué maravilla! Sohijaputa…

Así que después de llegar con el tiempo un pelín justo. Después de llegar con el tiempo un pelín más justo porque la ‘Compañía low cost que parecen baratos pero en realidad no’ nos dijeron que teníamos un sobrepeso equivalente a dos colibríes apareándose y por tanto nos reclamaron cuarenta ‘napos’(así, por la cara, porque les apetecía darse el gustazo), llegamos a la puerta de embarque. Deseosos de pisar ese avión que nos llevaría a la tan ansiada y esperada Ferrara. Ciudad soñada por ambos durante meses. Rica en jardines y fuentes. De gentes afables y amables…

¡JA! ¡Y UNA MIERDA!

En la puerta de embarque se encontraba una especie de personaje con barriga de similar a una esfera terráquea y cara de cerdito dispuesto a succionarnos hasta el último euro de nuestras vidas a costa de reglas sacadas de la manga cual prestidigitador o ilusionista. Y para colmo no hablaba español salvo las palabras que quería que se le entendieran bien:

Hombre Con Cara De Cerdito (HCCDC): This maleta can´t go in the plane. You facturar. Diez euros.

LCQVDAPA: ¿Por qué? ¿Qué pasa?

HCCDC: Mucho peso. You facturar. Diez euros

LCQVDAPA: ¿Mucho peso? ¡Le quito los libros, espera! ¿Quién quiere libros? Snif…

HCCDC: Hmmm… You boyfriend too facturar.

Josef: ¿Quién? ¿Yo? No te entiendo, como no me hables en español…

HCCDC: French?

Josef: Español…

HCCDC: German?

Josef: ¡Español!

HCCDC: Norwish?

Josef: ¡ESPAÑOL, COJONES!

HCCDC: ¡Eh, eh, tranquilo o te vas fuera!

Josef: gnrsbhsffforrwwputahhffgdmamonkkk…

HCCDC: Diez euros más.

Al final embarcamos con todas nuestras cosas y sin tener que soltarles un duro más (les parecía poco lo que habíamos pagado cada uno por barba)gracias a que otros pasajeros muy solidarios nos hicieron hueco en sus mochilas de mano, que pesaban poquito. El tío imbécil de la puerta de embarque aún quería impedir que hiciéramos esto porque en el manual del buen saqueador no aparecía. Llegamos a Ferrara y a nuestro piso que es tal cual lo imaginábamos: pequeño, mono (¿he dicho mono?) y acogedor (y ahora he dicho acogedor; madre mia…).

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