jueves, 17 de diciembre de 2009

La reacción no se hizo esperar

............Lo más divertido de ser yo es que nadie, pero absolutamente nadie en este mundo, sabe cómo soy realmente. Tengo una doble identidad, como si fuera una superheroína. Hubo un tiempo en el que todo el mundo me describía como "una buena amiga que sabe escuchar y te presta mucha atención cuando le cuentas cosas". Mi naturaleza mongoloide y mi propensión al autismo ha llevado a muchas personas a sacar este tipo de conclusiones sobre mí a lo largo de mi vida. Algunas de ellas han ido descubriendo que mi interés no era real y se han apartado de mí como de la peste, como si fuera culpa mía que su vida sea una puñetera novela de ésas que usas para calzar la mesa porque ya en la primera página te entran ganas de pegarte un tiro. Y yo no quiero pegarle un tiro a nadie; me gustan los grumitos en mi Colacao, la caca en mis conversaciones, y Jorge Bucay en mi mundo. Pero que no me pidan más, yo no como caca, no leo Jorge Bucay y no presto atención a lo que no me importa un carajo.
............El autismo ha sido motivo de burlas y desprecio por parte de la sociedad desde que se descubrió su existencia; yo, sin embargo, lo considero una especie de superpoder. Un superpoder que se activa en el momento menos esperado y más oportuno, salvándote, por ejemplo, de un monólogo espantoso, denso como el alquitrán, acerca de algo que te importa un carajo. Pero como todo gran poder, el autismo conlleva también una gran responsabilidad; salvaguardar la dignidad y la estabilidad emocional de los que te confían su mierda es esencial. Uno tiene que dejar puesto el piloto mental automático para que, en las partes exaltadas del monólogo del cansino en cuestión, el Consciente retome las riendas de la mente y analice las dos últimas gilipolleces que nuestro pequeño Bucaycito considera vitales. Es entonces cuando ha de hacerse un comentario al respecto que, aunque uno sepa que es un auténtico mondongo, a Bucaycito le resulte trascendente. No es muy difícil. Tras esta operación, se puede volver a poner el piloto automático unos diez o quince minutos más, relajarse y pensar en chorras o lo que sea.
............Por desgracia, no todo en el mundo del autismo es jauja. Cualquier superhéroe sabe que los poderes son muy difíciles de controlar, sobre todo los de naturaleza psíquica, como es el caso que nos ocupa. Durante la preadolescencia y la propia adolescencia, son todavía más imprevisibles e indomables. Os contaré una anécdota que refleja muy bien esta coyuntura del que ha nacido siendo superior al común de los mortales; una historia tan cruel y tan desgarradora que, si la leyera, induciría al mismo Bucay una depresión tan profunda que se colgaría del techo con sus propios intestinos. Atención.
............Desde que yo nací hasta que ella murió, compartí mi vida con mi abuela. Los primeros seis años me cuidó ella a mí; a partir de entonces y de que se quedara más ciega que un topo con problemas de visión, fueron cambiando las tornas. Pongámonos en situación: se trataba de una señora ciega con mucho (mal) carácter, tanto como para llenar ocho capazos grandes de esparto, que usaba como "lazarillo" a una niña mongolita, que jamás respondía de malas formas por nada y que lloraba sólo con que la miraran mal. Sigamos.
............Corría el año y yo nunca he corrido demasiado por ser una niña gorda, así que no pude alcanzarlo, pero creo que tendría unos ocho o diez. Solía ayudar a mi abuela a preparar la comida, cuando no estaba en el colegio siendo amablemente advertida del asco que producían mis carnes a los compañeros. La señora era limpísima y lavaba a conciencia todos los ingredientes que componían los potajes que preparábamos. Había tres técnicas básicas que utilizaba mi abuela para el lavado o remojo de estos ingredientes: abundante agua para todo, bicarbonato para los garbanzos, vinagre para las acelgas.
............Una desafortunada mañana, yo me levanté con mis poderes autísticos más fuera de control que de costumbre y mi abuela decidió que haríamos potaje para comer. Así que preparé toda la parafernalia y ella se dispuso a remojar los garbanzos en agua y bicarbonato. Nunca me dijo la razón de hacer esto, pero los trucos de las abuelas son infalibles hasta cuando no sabes bien para qué sirven, y si hay gente que cree en Dios, ¿por qué no puedo creer yo en el remojo con bicarbonato?
............Como la buena mujer sabía muy bien que de mí no se podía fiar un pelo, no me dejaba hacerlo: ella ponía la mano para que yo le echara los polvillos, calculaba cuándo era suficiente y lo añadía al agua con los garbancitos. Así que allí estaba, con los garbanzos en agua y la mano extendida, esperando. En ese momento mis poderes hicieron su aparición más inoportuna; equivoqué la rutina y cogí el vinagre del armario. Empecé a echárselo a mi abuela en las manos sin reparar en la poca lógica que tenía aquello (recordemos que estaba bajo los efectos de mi poder), y al cabo de un largo rato la mujer (que tenía las manos mojadas de agua y no notó nada) gritó:
............¡¿Se puede saber qué estás haciendo?! ¡Ponme el bicarbonato! ¿Estás tonta?
............Fue en ese momento cuando volví al mundo real, vi lo que estaba haciendo, me asusté mucho por si se daba cuenta y me reñía, y corrí a cambiar el vinagre por el bicarbonato. Volví con él y lo eché en las manos de mi abuela, llenas de vinagre. La mezcla empezó a reaccionar y yo me asusté un poco. Al llegar a la cantidad adecuada lo vertió en el agua; de repente el recipiente empezó a echar humo y a escupir espuma por toda la bancada. Yo no entendía nada de lo que ocurría, no sabía qué hacer, sólo podía pensar en qué le diría al juez cuando me preguntara por qué había matado a mi abuela de aquella manera tan ridícula, con lo fácil que hubiera sido cambiarle la dosis de insulina. Me hice pis.
............Gracias al Señor no se murió y no llegó a enterarse bien de qué había pasado. Pero la aterradora certeza que tuve por un momento de que, fuera lo que fuera lo que había hecho, había matado a mi abuela, es otro trauma que sigo arrastrando a día de hoy. Un trauma que probablemente sea también la principal razón de que jamás se me diera bien la química. Eso, o que me importaba un carajo.

............
Dedicado todos los Bucaycitos que hay en mi vida. ¿Qué sería de vosotros sin mi falseda..., eh..., autismo?
............No dedicado a mi abuela porque está muerta y, aunque no lo estuviera, no podría leerlo tampoco porque estaba ciega.

3 comentarios:

Shiro dijo...

jajajajaja, como siempre, genial. xD. Y no es peloteo, digan lo que digan. :P

César dijo...

¿Peloteo? Qué va, hombre, qué va... Aunque bien es verdad que el resto nos vamos a tener que plantear acostarnos contigo para que nos dejes algún comentario y/o/u alabanza.

César

Nacho Carratalá dijo...

Jo, lo que me he reído. Hoy me hacía falta. Puta navidad, digo ¡feliz navidad!

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